8.11.11

"Sonrisas y Lágrimas" (Robert Wise, 1965)

Mi amigo Suso es un gran fanático de los musicales por eso cuando se entero de que aún no conocía las andanzas de la familia Von Trapp no pudo por menos que citarme ese mismo día en su casa para que viéramos juntos "Sonrisas y Lágrimas"

Por supuesto que había oído hablar miles de veces de esta película, es de esas que aunque nunca la hayas visto más o menos te haces una idea de su argumento y por supuesto es inevitable no haber visto algunos de sus momentos musicales más famosos como el Do, Re, Mi ya que con el tiempo han sido asimilados como parte de la historia del Cine. Vamos, que virgen lo que se dice virgen no estaba yo a la hora de ver la película pero la gran sorpresa vino cuando todo lo que tenía preconcebido en mi cabeza cayó y me encontré con una intensa historia de aceptación personal y sobretodo de amor.

Me explico, la protagonista es María (Julie Andrews) una novicia que realmente no encaja dentro de la vida monacal por lo que es enviada a ejercer de institutriz de los niños de la familia Von Trapp. El tira y afloja entre ella y el cabeza de familia por la forma de educar a los niños derivará en un (in)esperado romance a priori imposible sobretodo porque ella es una novicia. El hecho de experimentar ese sentimiento que es el amor hacia un hombre asusta a María y la hace huir de cabeza al convento, es entonces cuando la mismísima madre superiora exhorta a María a que mire en su interior y de deje de temer ese sentimiento puro que ha nacido en ella y si de verdad lo cree real que regrese a la casa Von Trapp y luche por él. Es la eterna pugna entre el deber y el querer, la cabeza y el corazón, la razón y el sentimiento. María entregada a una vida de servidumbre intenta rechazar en primera instancia la atracción que siente hacia el capitán Von Trapp (Christopher Plummer) ya que ese sentimiento podría desembocar en una relación carnal y por tanto pecaminosa según sus propios credos pero como su confesora le hace ver no todo en la vida es blanco o negro.


Pero no os penséis que la película acaba una vez ha triunfado el amor, para nada. La segunda parte de la misma abandona ese tono inocente. Con la llegada de los nazis a Austria la seguridad de toda la familia se ve comprometida por lo que tienen que huir del país con los nazis pisándoles los talones. Todo el tramo final es apasionante y frenético, confieso que tuve el corazón en un puño durante toda la huida y sobretodo hubo un momento de brutal emoción donde con una simple mirada todas las palabras sobraban, por cosas así merece la pena que exista esto que denominamos 7º arte.
Os pongo en contexto: La familia al completo ha intentado huir siendo interceptados por los nazis cuando salían de su casa, es entonces cuando aprovechando que esa misma noche debían actuar en el festival local alegan que simplemente se dirigían allí. Viéndose obligados a actuar idean otra forma de evadir a sus enemigos:


Atentos al minuto 5:45 y la mirada de incertidumbre y preocupación que Liesl (Charmian Carr), la hija mayor del capitán, lanza a sus padres mientras se dirige a la salida. Para mi ya sólo por ese instante cargado de emoción contenida me valieron la pena las 3 horas de metraje que dura la película. Pero seria injusto despreciar el resto ya que sin duda estamos ante una maravillosa película llena de sentimientos encontrados, canciones, alegría, emoción y por supuesto entretenimiento.

2 comentarios:

Alex Pler dijo...

La volví a ver no hace tanto. Creía que de pequeño me gustaba sólo por las canciones, pero ahora, al verla con más experiencia y visión del mundo, comprendí que no, que ya debía intuir ese mensaje de autosuperación, ese debate entre el deber y el querer. "I Have Confidence" es más profunda que cualquier alegato de autoayuda de Lady Gaga.

Del vídeo que has puesto, no me pasa por alto tampoco que se pongan a cantar, precisamente, Edelweiss. No sólo es la mejor canción de la película. Es un himno patriótico (la flor como símbolo de Austria) y cantarlo ahí, precisamente en ese momento, solo en el escenario ante cientos de nazis y simpatizantes... tela. Cuando se le une Maria es un momentazo.

Y sí, el final te mantiene con el corazón en un puño.

Brillante película donde todos los elementos encajan perfectamente.

Alex Pler dijo...

También quería destacar las dos versiones de "Sixteen Going On Seventeen". Cantada por el niñato, tiene un tufo al paternalismo de las dictaduras ("no sabrías hacer nada sin mí"), mientras que cantada por Maria, es otro himno de liberación, aprendizaje y confianza.