Asombra sobre manera la capacidad de Berlanga para burlar de forma tan magistral la censura y atacar a la yugular del sistema en plena década de los cincuenta. Sus películas en ese sentido nunca decepcionan y por supuesto no iba a ser menos "Los Jueves, Milagro"
Sin duda alguna uno de los grandes inventos para mantener a las masas controladas a lo largo de la historia ha sido la religión. Ésta ha permitido a grandes listillos de turno aprovecharse de los pobres ignorantes que no tienen otra forma de llenar sus vidas que la fe ciega e infundada en un ser superior al que presuntamente le deben la vida y al que tienen que estar agradecidos y obsequiarle con muestras de afecto continuas seguramente para poder llenar su inmenso y omnipotente ego. Aunque sea algo extrapolable a cualquier religión, en el caso de esta película y siendo ya de entrada una película española de los tiempos de Paquita es obvio que nos referimos a la religión católica apostólica romana, tan tan romana que no tiene nada que envidiar a toda aquella corte de divinidades que los romanos adoraban en la antigüedad, cambiando al dios de cada labor por el santo de turno.
Y es que en la España profunda ya no hay sitio para los pequeños pueblos que envejecen cada vez más y más junto a sus habitantes por esa razón las mentes más avispadas de la localidad no dudan un solo momento en organizar un, en principio, pequeño montaje que hará las delicias de los más beatos y saciará de fe a los más ignorantes. Por supuesto los implicados sólo están interesados en las ganancias que puedan percibir a raíz de la farsa que comenzará de forma bastante inocente y acabará desbordando las vidas de todos y cada uno de los habitantes del pueblo.
Película imprescindible, tanto si eres fan de la filmografía de Luis G. Berlanga como si lo eres del cine español en general. Si eres de esos que dicen que el cine español es una mierda pues tú te lo pierdes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario